La Asociación por las Mujeres organizó una mesa redonda en línea el miércoles por la mañana sobre las deficiencias a nivel sistemático. Mujeres abusadas y profesionales debatieron cómo aprovechar las lecciones de los casos de la violencia doméstica dentro de la legislación. Además, qué cambios se necesitan en la legislación húngara para que se promueva la ayuda a las víctimas y no para ir tras ellas.

No fue por casualidad que el coloquio tuviera lugar el miércoles por la mañana: esta fue originalmente la fecha de la manifestación ante el Tribunal de Miskolc, que se organizó a la misma hora que el juicio en el caso de difamación de Bernadett Orosz pero el cual - como lo comentamos en Mérce - ha sido aplazado por petición del demandante.

La mujer brutalmente golpeada en 2019 ya en sí muestra mucho de la situación en Hungría sobre el estado de la protección de las víctimas: en el juicio el miércoles tenía que haber estado presente como acusada y no como víctima. Ya que el hombre que le maltrató a Bernadett Orosz le demandó por 5 millones de forintos por haber subido fotos sobre él y por haber publicado su nombre.

Bernadett Orosz no podía faltar al evento online de la Asociación por las Mujeres, donde asistieron Valéria Czifranics y Barbara Seres, ex-víctimas de la violencia doméstica, dr. Júlia Spronz, abogada de la asociación PATENT, Rita Béres-Deák, activista del grupo vienés femenino Schau nicht weg! / No apartes la mirada! y Miklós Toldi, ex-policía, fundador de la Asociación BÉKE (por los derechos de las víctimas).  La moderadora fue Rita Antoni, la presidenta de la Asociación por las Mujeres.

En la primera mitad de la discusión las sobreviventes contaban sobre sus experiencias, entre ellas, los signos que detectaban en las fases anteriores de sus relaciones, que aquel entonces o no reconocían o no les daban mucha importancia.

Alguien tenía que haber denunciado hace mucho tiempo

La tremenda tragedia de Barbara Seres tuvo publicidad en su tiempo: el padre del bebé de 6 meses fue tirado por la ventana, de la cuarta planta en 2014 y Barbara fue abusado psícica y físicamente por el hombre. Según Barbara, su pareja había mostrado signos de agresión ya a principios de su relación - por ejemplo, le puso reglas sobre qué ropas llevar, a qué citas asistir - pero no les daba mucha importancia y hasta el nacimiento de su hijo no sentía la necesidad de dejar la relación.

Tras eso, el hombre le forzó en cada vez más dependencia, teniéndola encerrada y golpeándola varias veces. Barbara se dirigió al servicio de atención a las familias, camuflando la visita como si fuera a la enfermera del distrito. Allí le aconsejaron que se mudara a un centro de madre en el campo, lo cual no aceptó. Como lo señaló la moderadora, Rita Antoni - con este tipo de ayuda lo que pasa es que aisla y le dificulta la vida a la víctima, y no al agresor.

De la historia de Bernadett Orosz - como lo había explicado para Mérce en una entrevista anterior - se ve claro que el caso que llegó a la prensa en 2019 fue la guinda del todo: contó sobre una serie de palizas que sufrió durante meses, con todos sus detalles traumáticos. Orosz - como Barbara Seres - narró sobre recurrentes chantajes y manipulaciones mentales de parte de su pareja, y tras los múltiples maltratos experimentaba pasividad y falta de ayuda de parte de los servicios sanitarios y de la policía.

Tras el informe Júlia Spronz resumió la situación de la protección de víctimas en Hungría: subrayó que a pesar de los cambios importantes a nivel legislativo durante los últimos 20-25 anos, a la hora de aplicar las leyes estas reformas ya no se aplican.

Por ejemplo la institución de la restricción - como resultado de los grupos de interés feministas - entró en la legislación húngara, pero en la práctica es a menudo mal aplicada. Esto no sirve la protección de los que están en amenaza mortal - en estos casos se necesitarán sanciones mucho más severas - sin embargo, usan la restricción para la protección.

Lo que según Spronz

sigue siendo una falta grave de nuestra legislación es que la mayoría de los casos de violencia doméstica son castigables tras una acusación privada - o sea, no son perseguibles ex officio.

Ahora bien, ni siquiera deberían cargar con la responsabilidad a la mayoría de las víctimas, ya que por muchas razones no se encuentran en la situación para hacer una demanda: por temor de más violencia, por la dependencia del agresor, o porque no quiere hacer encarcelar al padre de su hijo.

La abogada especialista anadió: En el caso de Bernadett se trataba de palizas cíclicamente repetitivas, si bien un entorno institucional-social consciente y preparado para tratar los casos violentos - entre otros, con un servicio médico de guardia donde la atendían - podía haber acabado con esta serie de violencia ya tras el primer caso, haciendo una denuncia.

Lo más frustrante según Spronz es que

conocemos las buenas prácticas y cada vez siguen apareciendo casos nuevos demostrando que el sistema de protección de las víctimas es disfuncional. A pesar de que la policía tiene una norma interna orientando cómo acutar en esos casos, o sea que a nivel teórico existe una directiva, pero si es que el policía en concreto no la conoce, entonces tampoco va a aplicarla y hasta que no le presten formación profesional con regularidad, no se expecta ningún cambio.

En cuanto al problema de la acusación privada Miklós Toldi anadió : según él, en el caso de Bernadett Orosz ya el primer patrullero que la vio debía haber hecho la denuncia. Toldi también afirmó: hay enormes tensiones en la sociedad húngara arraigan en las dificultades de manutención diaria y que a menudo desembocan en violencia doméstica. Según él, los danos causados por la agresión significan costes mucho mayores para el estado de lo que costaría una buena prevención.

Una de las cuestiones con mucho enfoque fue lo que la sociedad civil, las ex-maltratadas y sus parientes pueden hacer para que la protección de víctimas mejore. Rita Béres-Deák opinó que los profesionales que deberían aplicar las leyes no están lo suficientemente informados, así que su sensibilización sería importante. Por ejemplo, si la policía y los jueces en general supieran que una de las consecuencias de la trauma es que la víctima no se acuerda exactamente de lo que pasó, entonces no cuestionarían lo que ella dice y no le acusarían de habérselo inventado, ya que no puede evocar detalles.

Pero en general deberían enfocar más en la educación, ya que la mayoría no se da cuenta de los signos relevadores en su propio entorno, y la falta de conocimientos sostiene la violencia doméstica - dijo la activiasta de la organización feminista No apartes la mirada! Anadió que este tipo de iniciativas están apoyados por el Convenio de Estambul, o sea que una forma de la acción que se puede tomar es el lobby para que se ratifique por fin en Hungría.

Miklós Toldi respondió la pregunta diciendo que el legislador debería cambiar las reglas de tal manera que el estado inicie un procedimiento contra los agresores ex office incluso si la víctima no está en el estado de hacerlo tras sufrir la agresión. Explicó que si se iniciara un procedimiento en cada caso, entonces tendrían 200 mil casos en el sistema, mientras que las prisiones están abarrotadas, los recursos del sistema escasos, así que gestionar esto necesitaría una solución compleja.

Barbara Seres reaccionó que en su opinión no se trataba de falta de recursos, sino el disfuncionamiento o la ineficiencia del sistema. Si bien las autoridades trabajan en diferentes casos de la violencia doméstica, pero la práctica es que si el agresor se dirige al Tribunal, la víctima pone mucho en riesgo: puede que le quiten el hijo a la madre y se lo dan al agresor que tiene una situación existencial mejor.

«Es un trabajo de mala calidad, pero sí que trabajan, y si estas energías están dirigidas a ir tras las víctimas, quitándoles el subsidio familiar, entonces creo que el problema no está con los recursos, sino que no están bien destinados.»-

dijo Seres.

Rita Béres-Deák calificó como un avance si se expresara por fin que dentro de una familia sí que hay desigualdades de poder. Cree que uno de los problemas graves en Hungría es que actuamos como si eso no existiera, considerando las familas como un ideal santo, idealizado, sin mucha conexión a la realidad. Sumó que el estado debe estar consciente de las fuerzas, para poder reequilibrarlas.

En vez de hacerlo, el sistema existente enfortalece las relaciones de dependencia, causando que la víctima sea cada vez más vulnerable, por ejemplo cuando una madre tiene mudarse junto con sus hijos a otra ciudad, empezando una vida nueva, que conlleva muchos gastos. La abusada, castigada, a pesar de no haber cometido nada - eso es la traición institucional, anadió Béres-Deák.

La violencia doméstica no es causada por el estrés

Júlia Spronz, la abogada de la Asociación Patent afirmó que al fondo de la violencia doméstica se encuentra la desigualdad de los poderes y la buena intervención considera este fondo social como la base. Notó que se escucha mucho como intervención estatal la voluntad de proteger las familias, pero aquí lo que se necesita es la protección de las víctimas, no de las familias.

Según Spronz el contacto con el padre separado, o sea el derecho de visita es como si fuera otorgado una gloria y está priorizado frente a los otros factores, incluso la seguridad del hijo. La experta comentó que la mayoría de las solicitudes dirigas para Patent están vinculadas con el derecho de visita forzado. Eso senala que

el legislador no evalúa que se trata de una relación abusiva donde los afectados están en peligro y que no debería proceder como en un divorcio «normal», conflictivo. Así las autoridades no solo cumplen mal con sus tareas, pero ponen en peligro a sus ciudadanos.

Sppronz considera el mayor problema que la práctica de las autoridades de ejecución no da protocolos especiales para los casos violentos de pareja, de familia.

Según Bernadett Orosz la protección es una área donde debemos desarrollar: como ejemplo sugirió no isolar a la madre tras la denuncia, sino al agresor, porque, según ella, se les puede hacer efecto sólo si se danan sus intereses personales. Anadió que tras la sentencia los agresores deberían ser rehabilitados, de otra manera, volviendo a la vida cotidiana, seguirán maltratando a otros.

La activista cree que estos casos están mal gestionados tanto por las autoridades como por la gente corriente, porque se piensa que si tratan a las mujeres tan queridas así, qué nos harán a nosotros? Además la culpabilización de la víctima tiene una psicología peculiar: cuando las personas se enfrenta con lo pasado, intentan buscarse una excusa para el agresor, calmándose así. Sería importante como parte de la prevención, que todos lo entiendan: estos no son casos aislados, malos, sino se trata de un fenómeno grave que se debe hacer conocido.

«Si aceptan sin más lo que estamos diciendo, ellos tendrían que enfrentar con el problema a nivel sistemático y junto con eso, su creencia en un mundo justo se colapsaría.» Por eso es más fácil buscarse una excusa, lo que nosotras, las víctimas hacemos igualmente» - anadió la activista.

(Traducido por Anna Divinyi)

Los participantes de la mesa redonda subrayaron la importancia de que se juntara una masa crítica, inevitable para los cambios. Al mismo tiempo, los políticos no solo deberían tomar medidas cuando decenas de miles de personas manifiestan - las acciones a la hora de la legislación, la ejecución, y la educación social son necesidades básicas en el país.